POLEMICA SOBRE LA TALLA EN EL FIFE… y en el GLOSTER.
Ernesto
Gracia
Responsable
de Postura de la OMJ.
Juez OMJ de Great Britain
Se entiende que ante todo el canario Fife Fancy debe de presentar una forma redondeada, desde cualquier ángulo que se
le observe, dentro de una talla ideal que se aproxime a los11 cm. El reto pues
en la cría del Canario Fife de exposición es bien evidente cuando se considera
que un gran número de Fifes presentan bien un exceso de talla o falta de
redondez de cuerpo – y en bastantes casos ambos defectos conjuntamente. Sí a
esto le añadimos otros tantos rasgos
característicos de la raza, como pequeña y redonda cabeza sobre cuello
bien marcado, exquisito plumaje y distintiva posición semi erecta, nos daremos
cuenta de que, aunque el Fife Fancy es un canario prolífico a la hora de criar,
son en cambio pocos los ejemplares criados que verdaderamente se asemejan al estándar
ideal.
No es mí intención en este artículo el describir este estándar pues este
tema ya está sobradamente cubierto en muchos textos, artículos y, por supuesto,
en el estándar oficial de la raza. Prefiero entonces concentrarme en aquello
que, dentro del estándar de esta raza,
considero es a menudo causa de debate
entre criadores, expositores y, por
supuesto, jueces. Me refiero a los conceptos de talla y cuerpo. De sobra
es sabido que la talla debe de ajustarse a unos 11 cm desde la punta del pico a
la punta de la cola, es decir que el Fife es un canario marcadamente
diminutivo. A la vez, el Fife es un canario de forma y esta forma es notablemente
definida por el cuerpo que debe de ser redondeado. Esta redondez, tipo pera, es
especialmente apreciable sí se observa el ejemplar desde arriba, en una jaula
de exposición puesta sobre el suelo. De esta manera podremos determinar sí el ejemplar
verdaderamente muestra lo que para mí es una cualidad imprescindible y de máxima importancia en el Fife – anchura de
hombros.
Considero que existe una tendencia algo generalizada a dejarse
confundir en el apartado de talla por lo que yo pienso es la apreciación del
volumen del pájaro. Es decir, que a más volumen del pájaro hay tendencia a
apreciar más talla y por contra, a menor volumen menos talla. De ahí el eterno
dilema de “bonito ejemplar, pero no lo
suficientemente pequeño” (pájaro algo pasado en talla), “bonito ejemplar,
pero no lo suficientemente redondo” (pájaro algo falto de cuerpo) ¿Cuál de los
dos es mejor ejemplar? A igualdad de puntos el ejemplar más pequeño será declarado
mejor ya que al comprobar planillas para el desempate nos daremos cuenta que en
el primer concepto es decir talla, el ejemplar pequeño habrá obtenido más puntos.
¿Pero que pasa sí estamos en una situación fuera de concurso? ¿Cuál de los dos
ejemplares declararíamos ser mejor? Seguro que
se daría lugar a toda clase de debate. A mí modo de ver siempre
tendremos que buscar el equilibrio del conjunto del pájaro, evitando así los
problemas asociados con los extremos. De todas maneras, dado que este artículo refleja
un pensamiento puramente personal, me atrevo con la pregunta. Para mí, como
criador (insisto, como criador) siempre mejor valoraré, por supuesto dentro del
conjunto de valores y lejos de los extremos, la redondez más que la talla, ¡pero ojo, siempre buscaré buena redondez
con buena talla! Como juez la cosa se complica puesto que los puntos otorgados
por el estándar a talla son 25, por sólo 10 para cuerpo. He aquí donde pienso
que radica el verdadero dilema y tanto como criador o como juez considero que
el estándar del Fife Fancy puede estar proporcionalmente descompensado en estos
conceptos claves.
Un buen ejemplar de Fife es esencialmente pequeño y redondo.
Ahora bien, a la hora de puntuar el juez se ve obligado a dar más del doble de
puntos a talla que a cuerpo (25 contra10 respectivamente). Aún siempre
respetando el encanto de la pequeña talla de esta raza de canarios (tal y como
la concibieron sus creadores escoceses y su estándar que así lo hace constar),
pienso que se podría considerar restar 5 puntos de los 25 destinados a talla,
para añadírselos a los diez de cuerpo. De esta manera pienso que el estándar
podría quedar justamente y proporcionalmente compensado. El importantísimo
concepto de talla todavía sería debidamente valorado, pero a la vez el para mí
(y me imagino que para la inmensa mayoría de criadores del Fife Fancy) no menos
importante concepto de cuerpo sería también más justamente y debidamente valorado
sobre la escala de puntos del estándar. Considero que este cambio también
podría en ocasiones facilitar la labor de los jueces. Cuando se ha de puntuar
un Fife que tiene sobre los 11 cm de talla,
ya se le otorgará sobre 23 puntos en este concepto. Esta alta puntuación
de salida ya es una ventaja substancial que aunque bien se le resten los
debidos puntos en el resto de los conceptos, todavía pesará en la puntuación
final lo abultado de puntos en talla. Es de esta manera que pienso que el Fife pequeño
y con pocas más cualidades, todavía en ocasiones queda por encima del Fife con mejores
cualidades, aunque algo pasado en talla. Y así ocurre que, en ocasiones, ante
tal des-compensación, algún juez pudiese optar por introducir su propio
criterio de compensación restando más puntos de los que en un principio se
considerase en el resto de conceptos para de esta manera, en el conjunto de
conceptos, sea mejor puntuada la forma y característica redondez del Fife Fancy
en relación a talla.
Para substanciar esta postura personal que aquí presento,
podemos referirnos también a una situación bien parecida, y a la vez inversa, que
se da con la raza Gloster. En esta raza los dos conceptos de máxima
importancia, cabeza/moña y cuerpo, aportan 20 puntos cada uno por tan sólo 15
aportados por talla. Sin embargo, la polémica y el debate se desatan ante un Gloster
diminuto algo falto de cabeza/moña y cuerpo
en competencia con un Gloster bien de cabeza/moña y cuerpo, pero algo
pasado de talla. Sí nos hemos de atener al estándar, tanto el del Fife como el
del Gloster, debería de ser premiado el de más pequeña talla en el Fife y el de
más redondez en cabeza/moña y cuerpo en el Gloster. Pero la subjetividad y
elementos propios de compensación son tal que no siempre ocurre así. ¡Menos
mal! La polémica, que ya está servida desde hace años, continuará.